Ambas opciones tienen sus ventajas e inconvenientes, pero tienen importantes repercusiones en la estrategia a medio-largo plazo de la vida del producto y han de ser tenidas en cuenta. En esta entrada abordaremos el caso concreto de los productos de redes de sensores inalámbricas.
En primer lugar hablaremos sobre la opción integradora.
Esta opción se caracteriza por buscar soluciones OEM que nos facilitan y aceleran el desarrollo de producto. Generalmente se utilizan módulos que nos ofrecen una funcionalidad casi completa mediante una API de programación. El ejemplo por excelencia en el caso de las redes de sensores inalámbricas serían los módulos Xbee de Digi. Estos módulos proporcionan una funcionalidad casi completa en cuanto a las comunicaciones inalámbricas, nos solucionan aspectos complicados como la programación de protocolos estándar de comunicaciones (Zigbee en este caso) así como el siempre delicado desarrollo electrónico de RF.
Las ventajas sobre la opción integradora son obvias: permite reducir considerablemente el Time-To-Market del producto, a la vez que trasladamos gran parte de los problemas de comunicaciones a un fabricante especializado. Los inconvenientes serán las ventajas de la opción de desarrollo que pasamos a detallar.
La opción de desarrollo cambia el enfoque respecto a la opción integradora, principalmente en la escala a la que se afronta el diseño. Esta opción intentará abordar el desarrollo de producto empleando elementos del menor nivel tecnológico de implementación posible. Obviamente existe un límite económico-tecnológico bajo el cual las inversiones en desarrollo se disparan, que es la fabricación de circuitos integrados. Partiendo de aquí, el que opte por el desarrollo de producto creará un producto electrónico propio y deberá afrontar una larga lista de etapas de desarrollo, incluyendo la comunicación de radiofrecuencia o la implementación de los protocolos de comunicaciones.
En general es un camino largo y complicado, pues se asumen mayores retos que en el caso de la integración de tecnologías de terceros. A igualdad de esfuerzo invertido, el Time-To-Market será mayor que en el caso de la opción integradora pero presenta una gran ventaja en el medio-largo plazo: flexibilidad. Esta flexibilidad la encontramos en dos campos:
- Flexibilidad tecnológica: El producto resultante al ser propio se adapta más rápidamente a los cambios/demandas del mercado. La respuesta ante nuevas necesidades es más rápida. Esto es especialmente importante en un mercado en crecimiento.
- Flexibilidad en costes: El hecho de trabajar a menor nivel permite, una vez hecho el desarrollo, ofrecer un producto cuyo coste de fabricación será notablemente inferior a la opción integradora. Además, la dependencia respecto a proveedores es menor al tener más oferta y el coste de producto se puede mantener e incluso mejorar realizando una buena gestión de proveedores.
En cualquier caso, seguimos trabajando duro para hacer cada día de nuestro producto un sistema mejor, que satisfaga las necesidades de nuestros clientes y que les aporte una experiencia de usuario tan satisfactoria como la que hemos tenido nosotros durante el desarrollo de producto.